Morderse las uñas o la onicofagia, es una manía común de los pequeños. A veces, es tan difícil de cambiar que la costumbre sigue presente hasta en la adultez. Los niños suelen tener esta conducta cuando se encuentran aburridos o nerviosos y suelen repetir el hábito cuando se enfrentan a momentos de estrés.
Si tu hijo(a) tiene este mal hábito, no te preocupes, puedes curarlo. Si bien no es un cambio fácil de lograr, no es imposible.
Lo que recomiendan los expertos es un tratamiento psicológico adecuado que elimine el impulso de morderse las uñas. De esta forma, se cura el mal de manera efectiva. Es indispensable ubicar cuáles son las presiones que estresan al niño(a) para intentar aliviarlas. Como padre, debes estar atento a las situaciones cotidianas de tu hijo (a) para que identifiques qué lo(a) pone nervioso(a).
Sigue los siguientes consejos:
- Explícale a tu hijo (a) cuáles son las ventajas de cuidar las uñas: Mantener una apariencia aseada o evitar la deformación de dedos.
- Coméntale acerca de los riesgos de mantener este mal hábito: La exposición a las bacterias o la producción de infecciones.
- Motiva a tu pequeño: Cuando veas que se muerde las uñas, no lo castigues, implemente un “código secreto” para que deje de hacerlo y no se avergüence frente a otros.
- Pídele que se deje crecer las uñas: Luego puedes premiarlo.
- Incentiva una vida con horarios ordenados: Un buen descanso promueve una vida con menos tensión.
- Identifica cuáles son los momentos en los que se muerde las uñas e involúcralo en ello: Aconséjalo(a) para que las mantenga a salvo.
- No lo castigues: Lo esencial es que evites que se incrementen los momentos de estrés. Cuando lo veas nervioso, dale algún objeto para que mantenga ocupadas sus manos.